“Ante la gracia de Natura…”
La Convocatoria del concurso Prisma 5 “El equipo”, lanzada por ArteMorfosis (galería destinada a la promoción del arte cubano con sede en Suiza a través de su plataforma de arte contemporáneo en la web) para que creadores jóvenes presentaran una propuesta realizada a cuatro manos, fue la salida de oro que encontraron los artistas visuales Alejandro Lescay(1987) y Chuli Herrera(1987) para canalizar sus aspiraciones de una alianza creativa. Producto de una amistad que se consolidó rápidamente, creció la admiración profesional mutua entre un Alejandro lleno de responsabilidades directivas al frente de la Fundación Caguayo de Santiago de Cuba, que pulsaba fuertemente para lograr balancear su carrera artística posicionándola en los circuitos de exhibición de la capital, y un Chuli Herrera que haciendo uso de su exquisita distribución del tiempo, sus habilidades comunicacionales y sus deseos de profesionalizarse en la pasión de los óleos y los pinceles, hacía ingentes esfuerzos por dar a conocer su obra.
Así nació “La despedida” (100×100 cm, 2022). Combina el scratchboard, técnica asumida por Alejandro para sus últimos proyectos, con esa visualidad onírica y retratista que distingue la producción plástica de Chuli. La realización de esta pieza fue concebida intentando seguir el paradigma de la idea romántica que les ofrecía el alemán Caspar David Friedrich con su “Caminante sobre un mar de nubes”, para plasmar el estado de introspección que nos proporciona estar ante la magnificencia de la naturaleza en todo su esplendor. Por los frecuentes viajes hacia La Habana de uno, así como por el amor hacia el natal Camaguey del otro, ambos comparten la deferencia ante los paisajes cubanos, a los cuales les reconocen una mágica capacidad para trasladarlos a estados de meditación y paz interior. De igual forma, asumen que muchos de estos rincones están conectados con la efervescencia de la energía creadora, por lo que los relacionan con la necesidad que tienen de ellos como sujetos con una alta sensibilidad.
Las fronteras de las delimitaciones estilísticas se volvieron permeables en la contemporaneidad, el influjo del fenómeno citacional y las apropiaciones para una reconceptualización necesaria avalan y legitiman ejercicios creativos en los más disímiles contextos. La obra con técnica mixta multiplica las potencialidades discursivas, y permite un rejuego donde lo tangible se vuelve concepto y viceversa, asistimos a la materialización de la idea. “La despedida” devino en proyecto y se han sucedido nuevas colaboraciones. Prima la concepción de escoger el lugar a partir de lo que compositiva y espiritualmente les ofrece, media la fotografía con la selección del encuadre y el trabajo con las luces, y se ha vuelto autoreferencial la narrativa intrínseca en las obras, desde que los alrededores de las minas del Cobre de Santiago de Cuba asistieron a una despedida real que quedó eternizada. El personaje retratado ha sido del entorno cercano en cada ocasión, y en medio de la convulsa crisis migratoria han sobrevenido las despedidas y los desencuentros nuevamente.
Lo que les ofrece el scrahtboard como técnica que saca luces a un soporte totalmente negro ha sido aprovechado por los artistas para marcar en la composición el retrato (género asiduamente empleado por Alejandro en su carrera). Se hecha a mano los estados anímicos y la historia central que titula la pieza para cargar de fuerza expresiva este lugar. Es un punto de focalización de la atención, que contrario a ese anonimato al que aspiraba el romántico observador de nubes, en esta entrega atrae todas las miradas desde el primer momento. Similar a la pericia que la xilografía como técnica exige, este soporte lo reta incesantemente para conseguir una amplia escala de grises y la representación de las texturas en un material que obedece al raspado y la línea.
Luego, y no como telón de fondo, sino con primordial protagonismo del espacio compositivo, llega el paisaje. Encargado de ubicar al espectador en la locación escogida, no deja de ser fidedigna a su estilo la representación que de este hace Chuli. No es el género que usualmente trabaja, sin embargo, ha sabido adaptar su pericia técnica y se aventura a desarrollarlo. Emplea sólo una jornada para terminar sus piezas, como para aglutinar todas las sensaciones que le provoca el acto creativo. Al trabajar con óleos, se exige no errar, y lograr que esa bucólica imágen dialogue constructivamente con el retrato, es el desafío que le impone cada una. Sella el contrato de colaboración y cierra la visualidad que caracterizará la obra en lo sucesivo.
Este proyecto aunque incluye la melancolía de las separaciones ha devenido en acercamiento y crónica, contiene mucho de emotividad real y es así como se vive la apreciación de sus propuestas, que seguirán tejiendo juntos mientras encuentren esos rincones donde el alma se sobrecoge ante la gracia de Natura.
Lic. Yuliet Hechavarría Pérez.

























