Negro sobre blanco sin supremacía…

Éste era el sentido de la profanación

Éste el sabor de lo que tanto tiempo habías masticado.

No hacerse sino deshacerse.

No hablar sino callar.

El que espera.

El que recibe.

Besa primero al huésped y le brinda un espacio

Ofrece pero no violenta no atosiga.

Para desmoronarte así te habías construido?

Sólo lo inflexible se rompe?

Ahora desaprendes la trampa del lenguaje.

Lo que dice tu cuerpo no tiene boca.

 Ada Salas

Al límite de nuestras metas, de los sueños y esperanzas, de todo lo que tuvimos y en lo adelante faltará se encuentra el ser humano meditabundo. Alejandro Lescay Hierrezuelo llega nuevamente con el ímpetu de sus años a retratar con alto grado antropocéntrico la societas de su época. Y aunque a todos nos conmueven las lecturas de los familiares semblantes uno de los mayores aciertos radica en el significado de lo que no se dice, esto es, la lectura de la imagen que no vemos. Existe en la obra del joven creador una búsqueda constante hacia el interior del individuo y las reflexiones sobre los conflictos mediados por el contexto en el cual habita. Una lucha existencialista que incita al hombre a la destrucción de lo ya dado para crear una nueva realidad. El telón de fondo no existe. Es un diálogo entre el ser y la nada que lleva por abrigo un elemento que es parte esencial de cada pieza: el título.

Limbo no trata de la inexpresión o la desidia -al contrario- es una conversación silenciosa de la vida con nosotros mismos. Existe una Línea de Silencio (2024) muy delgada que se puede romper en cualquier momento y que va transversal a las arrugas de rostros acariciados por los años y el bravo sol tropical. En la narrativa visual de la muestra, Alejandro crea su propio concepto del hombre en relación a sus circunstancias. Al igual que el artista los personajes se atreven a idear, a mirar-se, a declararse como agentes observadores del universo cotidiano y crítico del mismo, en el cual se descubre la soledad como elemento creador de contextos y regulador de realidades humanas.

 Hasta cierto punto el hombre ha perdido el sentido de sus objetivos por esta razón la melancolía ha pasado a fundamentar el sentido a las “cosas”, porque le traen un recuerdo que lo obliga a mirar atrás y anhelar lo perdido, que lo lleva a un encuentro introspectivo con la naturaleza humana, y hace de él un ser melancólico que vive de los recuerdos, del pasado que “fue mejor” pero que ya no existe. Quizás roce en muchos sentidos con los principios románticos pero siempre a tono con la realidad imperante.

El scratchboard llega en blanco y negro para resaltar con trazos de luces nuestros espacios de sombras. Existe la necesidad de enaltecer la individualidad y el giro de los demás aspectos entorno al ser, por lo que la vida se modifica y se afecta el tiempo, el espacio y el mismo ser.

Jaque mate, viajeros del tiempo…

Cuando era pequeña y transcurrían los duros años 90, en el patio de mi escuela rural existía una plaza rectangular ajedrezada. Lo que para muchos era simplemente la antesala de las aulas solemnes para nosotros fue un espacio de juego infantil al que llamábamos » a lo blanco y a lo negro» era tan evidente que no podría tener otro nombre. El divertimento consistía en que un niño se movería solo sobre los cuadrados negros tratando de tocar al resto de sus compañeros que solo podían correr por los cuadros blancos así poco a pocos los marcados en negro iban alcanzando a los blancos hasta que al final resultaba ganador aquel niño solo sobre su espacio de nube. Éramos ingenuos y felices, capaces de  encontrar la alegría en un juego tan simple.

Veintidós años después descubro en la obra de Alejandro un sentido muy parecido al hecho lúdico de mi infancia solo que esta vez dudo de que el ganador sea el que se «queda» solo en el cuadro blanco. Cada uno de sus personajes intenta contar la historia que está en la oscuridad pero no pueden, dan la espalda -a quién- o enfrentan el silencio con el grito contenido. Muchas han sido las maneras de resemantizar el cuerpo en la historia del arte cubano sobre todo a partir de las últimas décadas del siglo XX, sin embargo, el artista demuestra que resulta una fuente inagotable. Sentémonos pues ante las secuencias de una extraordinaria película silente que relata un viaje a la semilla del limbo cubano.

MS.c. Maciel Reyes Aguilera.

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