22 artistas cubanos se exponen en estos momentos en el corazón de París, en la muestra ‘Black and White. Trazos cubanos’ en la galería Vallois, situada en el corazón de la capital francesa. «En Cuba en general, somos de grandes contrastes, de muy blanco y negro y de muy de que si no llegamos nos pasamos», explica Esterio Segura, uno de los artistas expuestos en la histórica rue de Seine de París.
El objetivo es “reflejar a través de las obras, de esas sinergias entre el blanco y negro, asuntos que son prácticamente parte de todo el imaginario del arte cubano, a través de diferentes generaciones de artistas y utilizando como motivo principal el blanco y negro para dejar a un lado el estereotipo con que con que se mira el arte cubano”, explica Laura Arañó, directora del departamento de curaduría del Museo de Bellas Artes en La Habana y co curadora de la muestra Black and White.
La selección de artistas de esta exposición es muy heterogénea, con artistas de diferentes generaciones y diferentes disciplinas. Como cabeza de cartel están Agustín Cárdenas, Loló Soldevilla, Jesús González de Armas. También hay propuestas de Roberto Diago, Kcho, Jorge Luis Miranda Carracedo y entre los más jóvenes, Alejandro Lescay, Daldo Marte, Inés Sánchez o Rosa Cabrera.
Bajo la idea de la convergencia entre el blanco y negro, convergen también temáticas como son «las tradiciones de origen afrocubano, la mezcla de lo culto y lo popular y también la migración», señala Laura Arañó.
Nada más entrar en la galería Vallois, nos encontramos a la izquierda con la propuesta de Segura. Dos autos en acero y pintados de negro, haciendo el amor. Una obra que se llama ‘Making love in Detroit to Moscow’ que data de 2008 y que forma parte un proyecto más amplio del artista, natural de Santiago de Cuba.
«Es un proyecto que hice a comienzos de los años 2000, que se llama ‘Así se templó el acero’, que viene de un libro muy importante para los países socialistas que se llamó así, ese templar acero que hacía como una definición del hombre nuevo. Pero esa definición del hombre nuevo está hecha en un gran contraste con el capitalismo, en un gran contraste con la sociedad a la que estaba acostumbrada», analiza el artista.
«Hay una manera de tratar el erotismo que es parte importante de la tradición cubana. Pero no es ese erotismo colorido, sino es un erotismo mucho más lúgubre y mucho más complejo desde el punto de vista de la provocación», agrega Segura.
‘Making love in Detroit to Moscow’ son dos autos, uno que monta a otro por detrás. Dos ciudades pertenecientes a dos países históricamente enemigos, Rusia y Estados Unidos. Rusia, aliado de Cuba y Estados Unidos, destino de muchos cubanos exiliados.
«La obra en sí es un Lincoln, una limusina estadounidense, haciéndole el amor a una limusina rusa (…) y en esa relación de amor y odio, hay conceptos estéticos donde se une el capitalismo con el socialismo y es en el punto del éxito, ¿no?», nos explica el Segura.
El aspecto autobiográfico está muy presente en las obras seleccionadas. «No hay ningún asunto que haya escapado al arte contemporáneo cubana como la cultura, la política, la religión, las tradiciones cubanas. Pero yo creo que hay algo muy importante y es que en esa propia voluntad autobiográfica hay una capacidad de corte universalista, que es lo que ha hecho trascender al arte cubano más allá de los límites de la propia isla», afirma Laura Arañó.
La muestra ‘Black and White. Trazos cubanos’ se puede ver en la galería Vallois de París hasta el 28 de septiembre.
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Un programa coordinado por Florencia Valdés, realizado por Romain Ferré y Dominique Fiant. Gracias a la Galería Vallois y a Rosmy Porter co curador de la exposición.